Los perros son propensos a meter el hocico en todas partes. Las espigas son las semillas por las que se reproducen las plantas de tipo gramíneo, como el trigo o similares que aparecen en primavera en los campos. Son peligrosas para ellos sobre todo cuando empiezan a secarse, se les pueden introducir en nariz, orejas, ojos, en medio de los dedos.... Morfológicamente estas plantas están hechas para trasladarse de un lugar a otro y germinar, por eso cuando un animal (o cualquier otra superficie peluda) toca las plantas a su paso, estas liberan las espigas, que se enganchan firmemente a su "presa" para liberarse en el momento más adecuado para su eclosión. Recuerdo que cuando era niña jugabamos a engancharnos las espigas en la ropa, algunos acababamos como verdaderos erizos...
Por experiencia en mis golden, he tenido 3 ocasiones problemáticas ocasionadas por espigas, en orejas y patas. Veamos mas detalles.
La peligrosa espiga.
Tan pronto como una espiga entra en contacto con el perro no retrocede, sino que va escalando por el pelo (como si de un insecto se tratara) con cada movimiento hasta dar con la piel, luego penetran en su organismo ya sea atravesándola, o a través de ojos, oídos, fosas nasales, boca o heridas cutáneas. En todos los casos, la infección está garantizada, pero de no detener a tiempo el problema, la situación puede agravarse hasta el punto de poner en serio peligro la vida de nuestro golden.
Oídos
En cuanto el golden comienza a sacudir la cabeza con fuerza y a caminar inclinándose hacia un lado, cuando se quejándose y rascandose, es probable que se deba a la presencia de espigas. En cuanto se adentran en el oído provocan otitis agudas y dolores intensos, llegando a perforar el tímpano en caso de acceder a él. Se trata de una infección tan extendida como delicada, que necesita de un veterinario para la total extracción de la semilla.
Patas
Cuando regresemos del paseo por campo sería conveniente revisar siempre las patas por si hay indicio de espigas entre los dedos, mirando de uno en uno, porque si no se ven a tiempo, las semillas se van desplazando hasta perforar la piel e introduciéndose a través de ella y provocando infecciones que empeoran con cada movimiento.
Las consecuencias más inmediatas pueden ser: en heridas sangrantes y supurantes, agudas cojeras (que no dejará de lamerse la zona afectada). Si la espiga ya está bastante metida e intentamos extraerla, puede empeorar la situación puesto que difícilmente puede que salga en su totalidad, por lo que una vez más, se trata de una tarea que debe ser puesta en manos de un profesional.
Ojos
El ojo es otro de los lugares en que las molestas semillas pueden y suelen engancharse, colocándose entre los párpados y accediendo al sistema a través de ellos. Es una infección muy dolorosa para el perro, que puede desembocar en graves úlceras de córnea si no se cura con rapidez, e incluso requerir de intervenciones quirúrgicas. Por este motivo, conviene asegurarse de que no queda ningún resquicio tras su extracción, en especial en los casos en que las espigas hayan llegado a introducirse con bastante profundidad.
Nariz
Un perro lo huele todo y los golden tienden a no despegar la nariz del suelo y claro, con que su hocico se acerque a la planta incorrecta, puede acabar con una indeseable sorpresa. Cuando las espigas se introducen en sus orificios nasales, el animal reacciona estornudando profusamente, resultado de una irritación nasal que puede desembocar en una hemorragia.
Para sacar el elemento intrusivo del cuerpo del perro, suele ser necesaria una anestesia general, puesto que suele ser una operación sumamente delicada que puede complicarse muy fácilmente. Si no se detecta con rapidez, puede seguir avanzando e incluso llegar a causarle la muerte al animal.
Boca
Lo más normal es que se adhiera a sus encías con la correspondiente infección. Molesto, pero no demasiado complicado salvo que acaben contactando con las glándulas salivares, en cuyo caso la inoculación es más peligrosa. Si el animal llega a ingerirlas, los problemas se pueden agudizar, por lo que en estos casos la velocidad se hace primordial a la hora de visitar al veterinario.
Otros
Hasta ahora hemos hablado de los problemas más habituales que suelen originar las espigas, pero como decíamos al principio, el peligro está presente siempre, con indiferencia de la región del cuerpo que se ponga en contacto con ellas. No es tan frecuente, pero tampoco es raro encontrarse con infecciones en los órganos reproductores, bajo los pliegues de la piel (en el cuello, por ejemplo) o incluso a niveles internos, con las consecuentes complicaciones médicas.
Que podemos hacer?
El evitar que el perro se acerque a estos lugares no siempre resulta fácil sobre todo si vivimos en el campo o lo llevamos a parques y descampados. Lo que si podemos hacer es si vamos de vez en cuando, cada vez que lo hagamos revisar a fondo su pelaje, cepillarlo, patas, oidos etc...
Toda precaución es poca, así que puede que ni con estas se consiga evitar el contacto con las espigas. Si se detectan a tiempo, deben extraerse con prontitud, antes de que lleguen a tocar la piel. Si no, hay que estar alerta al comportamiento del animal, y al primer síntoma, acudir al veterinario para que las extraiga correctamente.