Malentendidos comunes entre Humanos y perros

Muchos conflictos entre la especie canina y la nuestra están causados por equívocos. Y algunos perros han sido etiquetados como problemáticos porque sus dueños han malinterpretado su comportamiento o viceversa, produciéndose a veces consecuencias desagradables tales como mordiscos.


Veamos algunos ejemplos:

Los humanos mostramos nuestra cordialidad hacia los perros sonriendo, mostrando un poco los dientes y normalmente extendiendo la mano al frente para tocar al perro.


Esta ceremonia es un gesto de pacificación entre humanos que se utilizaba en el pasado para mostrar la paz y que no se llevaba ningún arma. Ahora muestra amistad.
Pero algunos perros especialmente sensibles o temerosos a las señales pueden malinterpretar ésta ceremonia de saludo.

El perro entiende la situación de éste modo:




Nuestra sonrisa se parece a un gruñido amenazante, y la mano extendida invade el espacio personal del perro.
Con lo cual asumirá una posición defensiva si continuamos acercándonos o bien saldrá corriendo o desviará su miedo hacia la agresividad y morderá si no hay otra salida.


Un saludo que el perro comprende es éste:


-Nos ponemos en cuclillas (de este modo con nuestro cuerpo estaremos realizando un gesto de apaciguamiento) y desviando la mirada del perro esperaremos hasta que se acerque y nos olisquee.
-Si se muestra ansioso con el saludo resulta de ayuda hacer como que estamos mascando o chasqueando los labios ruidosamente. Este signo es percibido por todos los mamíferos como otra señal de apaciguamiento.
-Cuando termina de olisquearnos podemos levantarnos lentamente, ya no supondrá una amenaza que seamos mas altos que él.


Otro malentendido frecuente es cuando abrazamos al perro.

Para nosotros al igual que el resto de los primates abrazarse es una posición natural, comfortable y vital para mentenerse cerca del pecho de la madre desde recién nacidos.
Para los perros que tienen una anatomía diferente, abrazar tiene 2 significados: demostración de dominancia o de monta.

Por ejemplo, el niño abraza al perro para mostrar su afecto, el perro adulto (si es especialmente sensible o temeroso) puede percibirlo como un acto de dominancia y girarse rápidamente para advertir al niño. Si accidentalmente toca con sus dientes la cara del niño puede haber graves consecuencias.
En estas circunstancias no podemos culpar a ninguno de ellos. El peso recae sobre el propietario del perro y los padres del niño por no supervisar ni haber enseñado a ambos a relacionarse.

Muchos propietarios sufren desilusiones porque no son capaces o no quieren entender que el perro no comprende lo que decimos, reacciona a determinadas señales, gestos, sonidos y lo que nosotros denominamos lenguaje.

Si básicamente comprendemos que nuestro perro es un perro evitaremos malentendidos y disfrutaremos al máximo de él.